El LATU es una institución que, en primer lugar, está
al servicio de la sociedad en su conjunto y fundamentalmente de lo que podemos llamar el Uruguay Productivo
y el Uruguay Innovador; esas son conceptualmente las
bases en las cuales la institución como tal debe moverse.

Desde el 2005 hasta el 2010 hubo un plan estratégico de
desarrollo en la institución y hay un plan estratégico del
2011 al 2015 que apunta a profundizar algunas líneas de
trabajo y a encarar nuevos desafíos. ¿Por qué? Porque
el LATU, por lo que es el corazón de sus funciones (la
metrología, análisis y ensayos, la certificación, la calidad)
continuamente tiene que adaptarse a lo que es el patrón
productivo del Uruguay. Hace 15 años, por ejemplo, el
sector forestal en Uruguay era una promesa, hoy tiene un
peso en la producción, en los ingresos totales del país y
en los cambios en la matriz productiva, muy importantes.
Entonces el LATU debe ser una organización extremadamente flexible en lo que hace a la gestión, en la adaptabilidad a la realidad del país y en lo que hace al manejo
de sus recursos humanos y económicos, acompañando
la realidad productiva. Debe ser además, extremadamente austero, cuidadoso, responsable y transparente en el manejo de sus ingresos, porque depende fundamentalmente de ingresos que provienen de esa misma realidad productiva. Su propia integración del Directorio, con un
representante de la Cámara de Industrias y del Banco de
la República ayuda mucho en ese camino.